En el ajedrez político guatemalteco, el presidente Alejandro Giammattei ha movido sus piezas, colocando a sus alfiles y capturando instituciones clave como el Ministerio Público (MP), la Procuraduría General de la Nación (PGN) y la Corte de Constitucionalidad (CC), que lo protegerán tras su partida. Están por definirse las elecciones del nuevo Procurador de los Derechos Humanos y el Contralor General de Cuentas.

El ajedrez, ese maravilloso juego de tácticas y estrategias en las que dos jugadores se enfrentan en un tablero cuadriculado para intentar capturar al rey rival, sacrificando durante el juego a peones, caballos, torres o alfiles, explica perfectamente a la política, donde se compite por alcanzar el poder, capturar las instituciones a fin de protegerse y no perderlas aún después de dejar el gobierno.
Quien ha jugado ese estratégico juego sabe que una pieza clave son los alfiles, los edecanes del rey y la reina, una pieza de mucho poder que tiene la capacidad de avizorar el horizonte y actuar cuando corresponde, convirtiéndose en un arma muy potente a la hora de elaborar los ataques y responder a las amenazas aún a larga distancia, dispuestos siempre a sacrificarse para proteger a su rey, para lograr un mejor posicionamiento en la batalla y como estrategia para ganar la partida.
Como si de un tablero de ajedrez se tratara, el presidente Alejandro Giammattei ha movido sus piezas con mucha estrategia, nombrando a sus alfiles o asesores más leales, capturando instituciones clave como la Corte de Constitucionalidad (CC), el Ministerio Público (MP) y la Procuraduría General de la Nación (PGN), entre otras por los próximos cuatro años.
El 16 de mayo pasado el mandatario (rey) juramentó a Consuelo Porras como fiscal general del Ministerio Público, el ente encargado de la persecución penal pública, para un nuevo periodo de cuatro años que concluirán el 17 de mayo de 2026, un nombramiento con el que busca garantizarse protección de cualquier acción legal hasta dos años después de haber concluido su mandato.
Su último movimiento fue el nombramiento del procurador general de la Nación, Wuelmer Ubener Gómez González, quien será el abogado del Estado durante los próximos cuatro años.
Gómez es un abogado egresado de la Universidad de San Carlos en 2006, que durante el actual gobierno ha trabajado como asesor de Prioridades Presidenciales en la desaparecida Comisión Presidencial del Centro de Gobierno durante apenas un par de meses, luego fue asesor de la Secretaría Técnica del Consejo Nacional de Seguridad durante cuatro meses y después fue nombrado subdirector del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) cargo que desempeñó durante 11 meses hasta el pasado 23 de mayo cuando fue nombrado Procurador General de la Nación, cargos para los cuales no tenía ninguna experiencia previa ni preparación académica relevante, según su currículum.
Los reportes del pago de sus cuotas patronales al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) revelan que de 2006 a febrero de 2017 Gómez González trabajó como docente del Centro de Estudios de Derecho, S. A. (CEDE), un centro de capacitación legal creado y dirigido por el abogado Omar Ricardo Barrios Osorio, quien está contratado como asesor del despacho de la Secretaría General de la Presidencia y fue candidato a magistrado de la Corte de Constitucionalidad en 2021.
En su tesis de graduación como abogado, Gómez González le agradece a Barrios Osorio por “haberme enseñado lo que sé, a quien además de mentor lo considero un amigo”.

Movimientos clave
Está relación de amistad entre Gómez González y Barrios Osorio, es similar a la que este último tiene con Leyla Susana Lemus Arriaga, quien inició el gobierno como secretaria general de la Presidencia y el 10 de marzo de 2021 fue nombrada por el presidente Giammattei como magistrada titular de la Corte de Constitucionalidad, el máximo tribunal del país, para el periodo 2021-2026.
Barrios Osorio, quien fue abogado del exrector Murphy Paiz, también se postuló para magistrado titular de la Corte de Constitucionalidad en representación de la Universidad de San Carlos (Usac); sin embargo, perdió la partida frente a Gloria Porras, luego de que el Consejo Superior Universitario, tras 12 rondas, le dio el triunfo a Porras con 20 votos a favor frente a los 16 votos de Barrios.
Posteriormente la Corte de Constitucionalidad, con Lemus como magistrada titular, anuló la designación de Porras y ordenó al Consejo Superior Universitario repetir la elección desde la convocatoria ante dos amparos promovidos por la Fundación Contra el Terrorismo y Juan José Sandoval Saucedo, quienes argumentaron irregularidades en el proceso de elección.
Con la elección del nuevo rector de la Usac, Walter Mazariegos, algunas fuentes cercanas señalan que el gobierno pudo haber negociado su apoyo a Mazariegos a cambio de la designación de un magistrado a la CC afín a sus intereses, todos los ojos se posaban de nuevo en Barrios Osorio; sin embargo, este señaló que no se postulará de nuevo debido a que asumió un compromiso con el derecho marítimo portuario (es el presidente de la Junta Directiva de la Comisión Portuaria Nacional como representante titular del Ministerio de Finanzas), pero adelantó que volverá a postularse en 2026.
Se desconoce quién será el nuevo alfil del gobierno, pero a pesar de ese movimiento fallido no se descarta que ahora el mandatario insista de nuevo y ahora quizá tenga éxito en lograr colocar a otro de sus alfiles en la Corte de Constitucionalidad, que le darían mayoría en dicho organismo.
Las próximas movidas incluyen el nombramiento del nuevo Procurador de los Derechos Humanos que realizará el Congreso de la República, controlado por la alianza oficialista, que asumirá el próximo 20 de mayo; y la elección del nuevo Contralor General de Cuentas que asumirá el 12 de octubre, por el mismo Congreso, se desconoce de momento quienes son los alfiles del mandatario.
De concretar todos estos movimientos y colocar a los alfiles del rey, el jaque mate y captura del sistema de justicia, la auditoría estatal, y otros contrapesos, será total. El gobierno de Alejandro Giammattei está confiado de que no hay opción a la derrota; sin embargo, como solía decir el gran maestro ruso y campeón mundial de ajedrez Anatoly Karpov: “La amenaza de la derrota (perder la protección y ser capturado, agregado propio) es más terrible que la derrota misma”.

Investigación de El Periódico
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