Ayer, 10 de septiembre, se registró una fuerte explosión en la alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México, luego de que una pipa que transportaba 49,500 litros de gas volcara debajo de un puente en una zona concurrida. Minutos después del reporte inicial de la volcadura, el vehículo explotó provocando una intensa llamarada que dejó un saldo de 57 personas heridas, 19 de ellas de gravedad. Hasta el momento, autoridades confirman que no se reportan fallecidos.
El siniestro provocó daños severos a al menos 18 vehículos, varios de ellos completamente calcinados, incluidos automóviles particulares y un camión de carga. Las imágenes desde el lugar mostraban al tráiler volcado sobre la calzada, mientras cuerpos de emergencia, incluyendo bomberos, trabajaban intensamente para controlar el fuego. El humo generado alcanzó incluso una estación del trolebús, afectando uno de los principales medios de transporte de esta ciudad de 9.2 millones de habitantes.
Myriam Urzúa, secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, confirmó que la emergencia fue atendida con prontitud, aunque las causas del accidente aún están siendo investigadas por la fiscalía. La alcaldesa de Ciudad de México también informó que el incidente ocurrió en una de las zonas más densamente pobladas del país: Iztapalapa, donde viven alrededor de 1.8 millones de personas.
Este trágico evento trae a la memoria otros siniestros relacionados con el transporte de combustibles, como el ocurrido en enero de 2019 en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde la explosión de un ducto saqueado dejó 137 muertos.